Es en este hostorico lugar donde comenzaremo con nuestro recorrrido titulado "Operación reconocimiento historico: Candelari".
Una vez escuchemos que existe un recorrido historico militar atravez de lugares simbolicos y representativos para Colombia en el ambito militar, vas a amar y jamas olvidar haber participado en este sin lugar a dudas el primero en toda la historia de Colombia.
Antes de continuar, miremos un poco al pasado para conocer un poco la fascinante historia que esconde este edificio de los Bogotanos y los primeros oficiales de Colombia.
Asentamiento de los Agustinos
La Orden de San
Agustín había llegado a Bogotá proveniente de Lima, en la segunda mitad del
siglo XVI y se localizó en terrenos al sur del entonces río Manzanares -después
río San Agustín-, donde inició la construcción de su iglesia y del convento
adyacente, hoy desaparecido
Tarea educadora del Claustro
El Colegio
Universitario había recibido la autorización para educar "en Teología y
Filosofía a miembros de la Comunidad de Agustinos u otros eclesiásticos",
y su labor había iniciado en 1697 con el nombre de Colegio de San Nicolás de
Mira
Claustro como sede militar
En 1791 fue ocupada
por el Batallón Auxiliar del que posteriormente se convertiría en el Virrey
Sámano. Fue sede del Congreso Neogranadino, del Batallón Vargas, de la Escuela
Militar de Cadetes, del Ministerio de Guerra y del Batallón Guardia
Presidencial.
Estado actual de la construcción
Su estructura es
típica de un claustro de estudios de dos plantas con patio circundado por
columnas y arcadas de piedra. Tiene un patio empedrado y sobre el costado
oriental se eleva en tres niveles, la primera planta está delimitada por una
arcada de medio punto. La fachada lisa tiene una portada a través de la cual se
accede al zaguán.
Claustro como patrimonio cultural
La Iglesia de San
Agustín, testigo excepcional de la historia del país, como el claustro que
fuera el Colegio Universitario, ocupan un lugar que pone de presente la tarea
que cumplieron las órdenes religiosas y cómo influyeron en la cultura colombiana;
además, las características de su arquitectura y su inserción en el trazado
colonial constituyen, seguramente, una referencia del desarrollo urbano de
Bogotá. Estos valores culturales son un patrimonio para los colombianos y
fundamentaron en 1975 la declaratoria de los dos monumentos en la categoría de
Bien de Interés Cultural de la Nación, para garantizar su conservación y
permitir que puedan ser admirados y comprendidos por los habitantes y los
visitantes de la ciudad
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